miércoles, 5 de enero de 2011

[Fic] Otoya x Mikoto

Título : Paradox
Autor : Mikagami Tokiya
Fandom : Princess Princess D
Pareja : Otoya x Mikoto
Traducido por: Saki / Ren
Lugar de procedencia: Here

Mikoto abrió los ojos lentamente y se los frotó con pereza. Miró el reloj de la mesilla de noche, y se dio cuenta de que eran todavía las 5. Estaba a punto de volver a dormirse cuando vio algo inusual en su escritorio. Frunció el ceño con curiosidad; debatiendo consigo mismo si salir de su cama caliente o no. Se dio por vencido al fin y caminó hacia su escritorio para examinar esa cosa extraña que había allí. Su cerebro no funcionaba correctamente en la mañana después de todo.

Era una simple rosa azul, con nada de especial. Frunció el ceño confuso. ¿Qué se suponía que significaba eso? Dejó la rosa en la mesilla y se cruzó de brazos mientras trataba de adivinar quién podía ser el remitente, pero nadie aparecía en su mente. No podía ser de Sihoudani o Kouno, tampoco de Sakamoto. Suspiró con frustración y decidió dejarlo estar. Con ese pensamiento, Yukata Mikoto volvió a su cama para dormir un poco más.

Unas horas más tarde, Tooru Kouno agitaba el cuerpo de Mikoto con el fin de despertarlo.

"¡Eh, despierta! ¡La escuela comenzará en una hora! Mikoto~"

"Nn... sueño ..." Murmuró en voz baja, cerrando los ojos con fuerza.

"¡Mi-ko-to! ¡Hoy es San Valentín! ¡Tenemos que trabajar! "

"Ya, ya... me levanto... Vete primero, voy a tomar una ducha..." Se levantó perezosamente y se dirigió hacia el cuarto de baño, ignorando por completo lo último que su amigo había dicho.

"Sí, día de San Valentín... no es gran cosa ..." Se detuvo a mitad del pasillo y se dio la vuelta, saltando sobre Kouno.

"¡Espera! ¿Has dicho día de San Valentín? "

“Sí. Hoy es San Valentín, Mikoto-kun, así que mejor date prisa. "

"Maldita sea, ¡me olvidé por completo de esa mierda!” Maldijo.


Por la tarde, después de todo el día trabajando como princesa, subió a la azotea para descansar un rato. Se había olvidado por completo de la rosa. Estaba sentado cómodamente cerca de la valla cuando alguien se le acercó.

"¿Sakamoto-sama?"

"Te dije que no me llamaras así. ¡Venga, bebe algo! "Dijo, dándole un zumo de piña.

"Gracias."

"¡No hay de qué! ¿Cansado? "

"Un poco... todavía no entiendo por qué les tenemos que dar chocolates a todos. Son demasiados para tres." Protestó Mikoto.

"Pero te gusta esto, ¿verdad? Todos lo han echo."Akira sonrió y le dio unas palmaditas en el hombro.

Él se limitó a asentir y se bebió el zumo en silencio, hasta que algo le llamó la atención.

"Oye, Akira. ¿De dónde sacaste eso?" Preguntó, señalando la rosa roja que tenía el otro chico.

"Oh, ¿esto? Una persona de clase me la dio esta mañana. ¿Qué tiene de malo?"

"Nada... es sólo que esta mañana me han mandado una rosa azul. La encontré en mi escritorio. Me había olvidado por completo de ella hasta que vi la tuya."

"¿Una rosa azul?" Sakamoto frunció el ceño. "¿Sabes quién la envió?"

"No. No hay ninguna tarjeta ni nada que me de alguna pista. ¿Por qué? "

"Es sólo... un poco extraño. Las rosas azules por lo general significan soledad o desamor. "

"¿En serio?"

"Sí. Pero tal vez el remitente no lo sabía."

Mikoto se quedó en silencio después de eso. Su mente ya estaba vagando en otra parte. No sabía por qué, pero estaba seguro de que el remitente sabía el significado. Y la única persona en la que podía pensar era en Otoya. Pero ¿por qué se la habría enviado a él?

"Maldita sea. Es demasiado confuso." Frunció el ceño.

"¿... Mikoto? ... ¿Sigues ahí? "

"Ah. Lo siento" Respondió tímidamente y se puso de pie. De todos modos, tengo que ir a la sala del consejo. Bien. “¡Te veo más tarde, Sakamoto-sama!"

"Está bien. ¡Hasta luego, Mikoto-kun!"

El hime rápidamente se dirigió hacia la sala del consejo para encontrar a Otoya. Su curiosidad pudo más que él, y ahora exigía una respuesta de su rival. Él nunca hubiera pensado que hablaría con Otoya, un chico tan arrogante, pero cuando estuvieron encerrados en el almacén se dio cuenta de que Hanazono Otoya había sido herido antes, y que actuaba así para protegerse.

De pie en frente de la sala estaba a punto de abrir la puerta cuando una voz familiar le saludó por detrás.

"¿Qué quieres?"

"Necesito hablar contigo."

"No hay nada de qué hablar" Dijo con frialdad.

"Es importante". Insistió Mikoto.

“Muy bien. Entra."

Otoya le hizo a un lado y abrió la puerta para los dos. Una vez que Mikoto entró, el más alto cerró la puerta y se sentó en el asiento más cercano, ignorando por completo al otro que, frente a él, temblaba con nerviosismo. El kuro hime lo fulminó con la mirada, como si esperara que él hiciera el primer movimiento.

"Habla” Ordenó.

"Bueno, yo..." Mikoto se movió incómodo “¿Por casualidad, me has enviado una rosa hoy?"

"¿Por qué tendría que hacerlo?"

"Es una rosa azul."

"¿Y?"

"Sabes muy bien lo que significa, Otoya. No te hagas el tonto conmigo."

El más pequeño estaba molesto. ¿Qué pasaba con este tipo? Él había ido de buenas, por lo menos podría ser un poco más simpático.

"¿Por qué crees que fui yo, Mikoto-kun?" Siseó peligrosamente.

"¡No te metas conmigo!" Gritó, había perdido la paciencia por completo. Cerró los ojos, tratando de calmar su ira. No quería pelear con él, no quería hacer algo que pudiera lamentar después.

"Me voy. Estoy perdiendo el tiempo. Perdona si te he molestado." Dijo, finalmente.

Estaba a punto de despedirse cuando Otoya lo detuvo, agarrándole la mano.

"Suéltame."

"Fui yo."

"¿Qué?"

"Yo fui el que te dio la rosa. ¿No quieres saber por qué?" Otoya se inclinó, ahora Mikoto podía sentir el aliento del más alto azotando su piel. Tuvo un mal presentimiento sobre eso. No le gustaba el tono con el que le hablaba. Tragó saliva y asintió en silencio.

"Porque te odio, Yukata Mikoto."

"¿Qué?" Lo miró con incredulidad.

"Lo hice porque te odio. ¿No es lo suficientemente claro? "

"No entiendo"

La frase fue cortada por un par de labios que rompieron en los suyos.

Sus ojos se pusieron como platos de la sorpresa cuando se dio cuenta de lo que estaba sucediendo en ese momento. Hanazono Otoya le estaba besando, justo después de haberle dicho que le odiaba. Estaba tan aturdido que no notó que la lengua del mayor intentaba entrar en su boca. Siguiendo su instinto, separó los labios suavemente. Cerró los ojos, un gemido escapó de su garganta. No podía pensar con claridad en ese momento.

"Otoya..." Susurró en voz baja cuando se rompió el beso.

Su cara ardía y su camisa estaba, sin dudarlo, arrugada. Todavía estaba un poco aturdido, sin mencionar sus labios hinchados por el intenso beso. Su rival se quedó en silencio por un momento antes de sonreírle con aire de superioridad.

"Que esto quede entre nosotros, ¿de acuerdo? Hasta luego, Mikoto-kun. "

Le dio unas palmaditas en el hombro antes de dejarle solo. Mikoto hizo un mohín de insatisfacción antes de que saliera y suspiró profundamente cuando lo hubo echo. ¿Cómo podía actuar tan fríamente después de lo que había pasado? Bueno, en realidad esperaba eso. Se enfrentaba a Hanazono Otoya, después de todo. Una pequeña sonrisa se formó en su boca al recordar las palabras de antes.

"Creo que yo también te odio, Otoya.”

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